Qué bien se siente escribir aquí después de tanto tiempo! Pero bueno, a lo que te truje, Chencha…
Cumpliendo con mi rol estereotípico de nini funcional que asiste dos días a la semana a la escuela (el cual, por cierto, estoy en proceso de cambiar), leía en mi newsfeed del Caralibro varios status, notas y entradas de blog que hablaban acerca de no “celebrar” sino “conmemorar” el Día internacional de la Mujer.
Y es cierto, el día de la mujer se instituyó como un recordatorio a los gobiernos del mundo mundial sobre el enorme zurrón que hacen al modelar sus políticas sociales en una forma fáctica de segregación sexista. Y para ello se tomó el aniversario luctuoso de la totalidad de las empleadas de una fábrica de textiles y ropa de Nueva York, que fueron rostizadas porque el dueño quiso romperles la huelga a ultranza en vez de darles línea.
Por lo tanto, considero que tienen razón todos los que hacen bitching en pos de que en el 8 de Marzo se piense en qué la estamos cagando con las mujeres, en vez de hacerles la barba e ignorarles los otros 364 días.
Sin embargo, desde mi muy particular y retorcido modo de ver las cosas, no me puedo resistir a preguntar:
Si se supone que se busca igualdad ¿entonces qué razón de ser tiene el 8 de marzo?
Se sobreentiende que aún vivimos en una sociedad paternalista, en la que se continúa siguiendo el esquema de “desarrollo personal” en el que la realización del hombre es lograr éxito económico y la de la mujer es lograr matrimoniarse y terminar recluida entre las 4 paredes de una casa al cuidado de los hijos.
Afortunadamente esa ideología posee una tendencia a la baja, y ahora ya aprendimos que que ni los hombres perderemos las manos por hacer la labor doméstica o que por chillar no nos vamos a quedar sin testículos, ni las mujeres van a volverse hombres por salir a la calle a ensuciarse las manos para poner pan en la mesa o el hecho de no seguir “cierto esquema de comportamiento” no les va a convertir en monstruos.
Pero digo esto porque (al menos yo) he visto que la toma y daca por la igualdad de derechos se ha desviado demasiado. Del feminismo original, el cual realmente pugnaba por el hecho de que el sexo no fuera condicionante para poder hacer o tener lo que la santa voluntad de cada individuo desee (dentro de las debidas limitaciones, claro), se ha generado un desaseo ideológico que ha fragmentado esta buena intención en, principalmente, dos aliens:
- El feminismo a conveniencia: existen por desgracia demasiadas mujeres que, en función de sus intereses o caprichos adoptan la postura de “igualdad” cuando se trata de que no se les margine por ser mujeres, pero a la vez hallan un muy buen sitio acomodando su línea de pensamiento en las formas del viejo sexismo cuando pueden obtener beneficio de ello.
Ej.: Mujeres que dicen que no existen diferencias físicas significativas entre sexos y luego reclaman que no pueden o quieren hacer algo porque es demasiado pesado/inadecuado para que una mujer lo haga.
No chica, partiendo de tu axioma de igualdad de derechos, no te debo golpear porque eres una persona, no porque seas mujer.
- El Hembrismo: también conocido como Feminazismo. Esta postura ha venido a más en los últimos años, y alega bajo demasiada faramalla pseudocientífica que la mujer es superior al hombre en todo sentido, y que el sexo masculino no tiene mayor utilidad allende a la reproductiva (Exactamente, la antípoda del machismo!). Incluso en algunos casos, las hembristas más radicales alegan que incluso se puede conseguir la reproducción de la humanidad sin necesidad del hombre (aguas, que está en inglés).
Desgraciadamente, esta es la tendencia.
Al final resulta que éstas dos ideologías (que desgraciadamente comienzan a pulular) NO BUSCAN LA IGUALDAD de género, sino todo lo contrario, buscan que la segregación de sexos perviva, de cualquier forma.
Con esto no quiero decir que estoy en contra de que continúe la lucha por una REAL igualdad de sexos, sino que considero que se debe convertir en un esfuerzo multidimensional que vaya más allá de la lucha del poder entre hombres y mujeres y se vuelva la búsqueda de la forma en la que los individuos, independientemente del sexo, logren una contribución efectiva al desarrollo de la sociedad.
Vamos, que al final todos estamos en el mismo tren y necesitamos echarnos la mano.
O ustedes qué opinan?